2011/12/31

Elogio de lo inútil

La naturaleza aborrece la inutilidad. Los sistemas físicos buscan las configuraciones de energía mínima, purgando cualquier gasto excesivo. Incluso los sistemas complejos, que parecen "gastar" energía de forma gratuita para configurar formas organizadas y frecuentemente hermosas, adoptan dichas formas para hacer desaparecer de la forma más eficiente posible gradientes de distintas magnitudes producidos por desequilibrios generados en sus vecindades.

La evolución de la vida ha estado igualmente regida por la tendencia a economizar. Han sido los especímenes mejor adaptados a su entorno los que han transmitido sus genes a su descendencia, imponiéndose así en la lucha por la superviviencia. Pero esa ventaja adaptativa lo es en un contexto de escasez, en el que la capacidad de resultar útiles de los rasgos del comportamiento de los distintos especímenes ha resultado la clave del éxito. Utilidad para buscar alimento, utilidad para eludir a los depredadores, utilidad para reproducirse. Los rasgos fenotípicos inútiles, que no contribuyesen a la supervivencia del ser vivo, carecían de valor adaptativo y la propia evolución los hacía desaparacer (a no ser que la especie en cuestión contase con suficienes rasgos de suficiente potencia adaptativa como para que fuesen éstos los encargados de asgurar la supervivencia).

El ser humano es un especimen extraordinariamente bien adaptado al medio en el que surgió como especie y en el que tuvo que luchar por su supervivencia mientras no tuvo la capacidad de transformalo decisivamente a su favor. Sus habilidades motrices, sociales y cognitivas fueron determinantes, basadas en su cerebro de 1.450 gramos del que ya hemos discutido en alguna ocasión anterior. Estas habilidades, estos rasgos de su comprtamiento, le garantizaron su supervivencia como especie. Peor suerte tuvieron, por ejemplo, nuestros primos neandertales.

Sin embargo, ese cerebro ha producido algo que, desde el punto de vista de la propia evolución, así como de las leyes de la física, es sorprendente: la expresión generalizada de rasgos de comportamiento cuyos productos son totalmente inútiles desde dichas perspectivas. Incluso en el mundo de hoy, donde el medio que exige la adaptación de los individuos es cada vez más el sistema económico creado por el porpio ser humano que el ecosistema, los seres humanos hacemos cosas sorprendentemente inútiles. Creamos belleza, desarrollamos comportamientos altruistas con seres con los que no tenemos parentesco alguno, nos preguntamos por el bien, la verdad, el ser, lo existente. Invertimos la vida de algunos de nuestros especímenes más inteligentes en demostrar el último teorema de Fermat o la hipótesios de Riemann. Señalamos como a los más insignes de nuestra especie a individuos cuya vida se ha dedicado por completo a lo inútil.

Y es que, repudiado por la naturaleza tanto en el plano de las leyes de la física como en el de la evolución, lo inútil emerge con el ser humano con una potencia inusitada, con la potencia de constituir algunos de los mecanismos que satisfacen una necesidad también nacida con nuestra especie: la necesidad de conferir un sentido a la vida.

2011/12/24

Navidad

Otro año más la Navidad ha llegado. Si bien la Navidad es una festividad de raíz cristiana, celebrando la venida al mundo de Jesús de Nazaret, incluso en las sociedades más secularizadas su potencia evocadora trae al primer plano de nuestras vidas, en estos días, sentimientos de bondad y de esperanza. Es bien cierto que también nos sumerge en una vorágine de consumismo sólo atemperado por los rigores de la crisis, pero ese no es el tema del que me quiero ocupar hoy.

Bondad, hacer el bien. Hacer el bien de forma gratuita, sólo porque el bien es un valor que queremos preservar. Interiorización del pensamiento y del obrar circulares en virtud de los cuales hacemos el bien porque eso es lo bueno. Hacer el bien aunque no nos reporte nada más que la propia satisfacción de hacer el bien, esa sensación de entrar en resonancia con la bondad. Creer en la bonda y actuar en consecuencia. Dejar a un lado los intereses y el cálculo, dejar a un lado la utilidad y el rendimiento, y hacer el bien por el bien en sí mismo. Ser buenos porque eso es lo bueno. Ser buenos a pesar de parecer tontos. Asumir esta lógica autorreferente de la bondad.

Esperanza. Creer que es posible tener un mundo mejor. Renovar esta creencia, a pesar de que cada año la vida nos da más y más razones para dejarla a un lado. Renovar la ingenuidad. Limpiar el alma, purificarla. Pensar que sí merece la pena poner en cada palabra, en cada acto, un granito de arena para hacer un mundo mejor. Renovar la fe en que la vida tiene un sentido, y que ese sentido quizás sea dejar el mundo en mejor situación de la que nos lo encontramos. Construir y no destruir. Volver a ser jóvenes.

Para mi este es el sentido de la Navidad. Y pienso que la religiosidad no viene tanto determinada por las respuestas cuanto por las preguntas. Y es por esto que sí creo que la Navidad es la festividad religiosa por antonomasia, porque es la festividad de la bondad y la esperanza.

A los tres o cuatro lectores de este blog, os deseo una Navidad llena de bondad y esperanza, y un 2012 colmado de felicidad, satisfacciones y paz.

2011/12/19

El arte: la magia de la forma

Venimos de ver Lady Macbeth de Mtsensk, de Dmitri Shostakovich. La historia es bien conocida. La ópera se estrena en la Unión Soviética en 1934, y durante los dos años siguientes constituye un éxito abrumador de crítica y público. La obra se entroniza por los críticos como "la primera obra maestra de la ópera soviética"; se representa un centenar de veces en Moscú y otras tantas en Leningrado. Sin embargo, el 26 de enero de 1936 Stalin acude al teatro a ver y escuchar la ópera. Le repugna. Dos días después aparace una crítica demoledora en Pravda, no firmada, indicando la inspiración directa, si no la autoría, del propio Stalin, e incluyendo una no muy velada amenaza: "este juego puede acabar muy mal". Shostakovich no volvería a ser el mismo, y viviría el resto de su vida, hasta su muerte en 1975, aterrorizado por una posible represalia.

Una de las principales críticas que recibió el músico en el artículo de Pravda fue la relativa al carácter "formalista" de su ópera. Stalin se equivocó en todo, y también en esto. La ópera en cuestión es una grandiosa obra de arte, no ya debido al tema del que trata, sino con independencia del tema del que trata. El arte es tal en cuanto que forma. Las pretensiones formalistas de Shostakovich están en la ráiz de su potencia artística.

No es su carácter de templo lo que hace del Partenón un prodigio artístico, sino sus proporciones. No es la trama extraordinariamente rica de Guerra y Paz lo que hace de la novela una cumbre de las letras, sino cómo dicha trama está narrada. No es la referencia a la naturaleza lo que hace de la Sinfonía Alpina de Strauss una cumbre de la música del siglo XX, sino el manejo del climax musical. Es más, el artista por antonomasia, aquel que ocupa la cima del Olimpo del Arte, Juan Sebastián Bach, cuyo catálogo está lleno de obras "temáticas", alcanza el cénit de su arte en las que están vacías de referencias: la obra para clave (el clave bien temperado, las sonatas y partitas para clave, las suites francesas e inglesas, las variaciones Goldberg), la obra para violín solo, para violochelo solo y la obra "sin instrumento" (el Arte de la Fuga).

El arte es el desvelamiento de la armonía, de la forma pura, del ideal platónico de belleza. Nada hay más abstracto que la Chacona de la segunda partita de violín, o la serie de notas construida conforme a la lógica dodecafónica del cuarto cuarteto de cuerdas de Schoenberg.

El arte es la magia de la forma.

2011/12/07

Hablando de multiculturalidad

Interesante artículo en Revista de Libros, de Félix Ovejero, reseñando algunos de los libros de Caroline Fourest: http://www.revistadelibros.com/articulos/la-reaccion-de-la-izquierda. Por resumir, defensa radical desde posiciones de izquierda de los valores de la ciudadanía y del laicismo. Espero que el link funcione; en cualquier caso, muchos de los lectores de este blog habéis recibido el texto del artículo en un mail que os envié hace un par de días. Ya he recibido las primeras reacciones (copio la contribución de Javier en un comentario abajo). A ver si tenemos u debate interesante. El tema lo merece.

2011/12/02

Lo cualitativo: la materia adopta un punto de vista (II)


¿Qué es tener un punto de vista, cómo se genera? ¿Qué hace diferente al ser humano del sensor fotosensible cuando ambos se colocan delante de Las Meninas? ¿Por qué un ordenador no tiene un punto de vista?

Kant tenía razón. Las neurociencias van añadiendo cada día más evidencia de que nuestros cerebros construyen la realidad, a partir de los datos que los sentidos le aportan y de estructuras de redes neuronales que, en parte ya están al nacer y, en parte, se van configurando con la maduración. El cerebro es un sistema cognitivo al que la evolución ha dado forma, preconfigurado, y que acaba de madurar con la experiencia. El ejemplo más sorprendente y conocido lo aporta el lenguaje, facultad para la que el ser humano está genéticamente preparado, y que se activa en contacto con el habla y la escritura. La hipótesis de la gramática generativa de Chomsky ha resultado ser cierta.

Cuando el cerebro recibe un estímulo, lo procesa en distintos niveles cerebrales. Uno de esos niveles cerebrales es el que aporta el punto de vista. A la realidad construida en el cerebro se le añade un punto de vista cuando al procesar la información que procede del entorno se añade una capa de inteligencia que busca responder a la pregunta “Y esto, ¿qué significa para mí?” 

Tener la capacidad de plantear esta pregunta supone que el cerebro, previamente, ha sido capaz de construir eso que llamamos “yo”. Es decir, en el ser humano, a diferencia de la práctica totalidad de los seres vivos, quizás con la excepción de algunos primates, los delfines y los elefantes, cuenta con un cerebro que ha generado estructuras neuronales autorreferentes, que toman como objeto no a los estímulos externos, sino a los propios procesos mentales… y eso es el “yo”.

Pero para poder responder a la pregunta de “Y esto, ¿qué significa para mí?”, el cerebro debe integrar el estímulo con toda las redes neuronales responsables de la memoria conceptual, experiencial y emocional. Y estas redes son lo que comúnmente se denomina sensibilidad. La sensibilidad sería algo así como la capacidad de discernimiento emocional; a mayor sensibilidad, mayor riqueza del punto de vista; mayor sensibilidad supone mayor memoria emocional.

Y, de ese modo, la aparición de la corteza cerebral, la hipertrofia del cerebro humano que, en el curso de la evolución, desde los primeros homínidos hasta nosotros, ha pasado de 450 a 1.450 gramos, ha generado el punto de vista.

Y con el punto de vista ha aparecido en el mundo lo “cualitativo”: lo bello, lo rojo, lo emocionante, lo melancólico, lo esperanzador, lo sutil, …

2011/11/17

Elecciones

Esta vez, voy a bajar de las nubes de la especulación pura, y hablaré de la actualidad más cercana: el domingo hay elecciones. Aunque se dice que el voto es secreto, habría que precisar que, en realidad, todos tenemos derecho al secreto de nuestro voto; pero es un derecho al que, si queremos, podemos renunciar. Yo lo voy a hacer, pero revelaré el sentido del mío sólo al final de esta inserción, para incentivar su lectura.

Yo creo que tenemos dos grandes cuestiones a las que enfrentarnos. Una es la crisis del modelo socioeconómico global, con la extenuación del ecosistema y el agotamiento de la sociedad hiper consumista. La otra es la crisis económica y lo que tengamos que hacer para salir de ella. Desde mi punto de vista, pensando en las elecciones del domingo, es mucho más relevante la segunda que la primera de las cuestiones. Por ello, aún habiendo opciones electorales cuyos principios (más que sus propuestas) se adecuen bien a las líneas maestras de lo que pienso que habría que hacer en relación con la superación del modelo, como puede ser Equo, no me voy a decantar por ellas.

En lo tocante a la segunda de las cuestiones, pienso que lo importante es escoger a gobernantes con dos características fundamentales: capacidad de gestión y una adecuada sensibilidad. Capacidad de gestión porque los retos que tenemos planteados son extremadamente complejos, y las decisiones que haya que adoptar deberán estar afinadas al extremo. La crisis es como una ecuación que admite muy pocas soluciones, y los que nos gobiernen deberán ser capaces de dar con alguna de ellas.

Por lo que a la sensibilidad se refiere, quiero referirme a que unos u otros son más o menos sensibles al coste social de la salida de la crisis. Extremando el argumento, se puede adoptar una actitud política de "salgamos de ésta todos juntos" o de "sálvese el que pueda". Ya sé que en la realidad no existen "tipos puros", y no creo tampoco que una de las dos posiciones llevada al extremo sea buena. Pero creo en (y quiero) una sociedad en la que exista una igualdad de oportunidades real, lo que establece algunas líneas rojas.

Puesto todo ello junto, la resultante será un voto al PSOE de Rubalcaba. Creo que es una persona brillante, trabajadora, con una buena trayectoria de gestión de los temas de los que se ha ocupado en primera persona, con sentido de Estado y con la sensibilidad adecuada. Ojo, no demonizo a Rajoy; pero creo que muchos más se quedarán por el camino si, como parece va a ocurrir, acaba siendo él el que gobierne con una amplia mayoría.

Y el próximo día, me vuelvo a las nubes.

2011/11/15

Lo cualitativo: la materia adopta un punto de vista

Un rayo de luz atraviesa una delgada interfaz de un medio vítreo, cruza el espacio lleno de una mezcla de oxigeno, nitrógeno y argón, e incide en una superfice. La superficie absorbe distintas longitudes de onda del haz de luz en función de su coloración, y refleja la restante, que se dirige a la lente que, a su vez la enfoca sobre el sistema de detección que transporta la señal hasta el centro de tratamiento de imágenes. Se forma una imagen de la superficie.

La imagen de la Mona Lisa, más enigmática aún de lo que el tópico establece, me emocionó hasta casi hacerme llorar; esa belleza serena, esa mirada profunda y sabia, la forma de recoger las manos, la famosa sonrisa que está y no está... Leonardo fue capaz de pintar La Belleza, de retirarle la respiración al tiempo y detenerlo, de ...

Bien, los dos párrafos describen el mismo fenómeno físico. El primero lo hace con las lentes de la Ciencia. El segundo con las de la experiencia estética. La primera descripción es objetiva, y sería cuantificable mediante las ecuaciones de la óptica. La Ciencia da cuenta de la realidad en términos cuantitaivos y objetivos. Para la Cencia no hay sujeto, todo es objeto, todo está allí afuera, todo cabe en una ley matemática.

Sin embargo la materia se resiste, y es capaz de lanzar una mirada cualitativa al mundo y, al hacerlo, da origen al sujeto. Y el sujeto tiene un punto de vista, muchas veces cualitativo, sobre el mundo. Me emociona Leonardo, detesto a Warhol, me embarga Beethoven, me repugna la injusticia.

¿Cómo es posible que la materia tenga un punto de vista? Los ordenadores más potentes son capaces de ejecutar los más complicados algoritmos, incluso en proceso paralelo, y superar al hombre en potencia de cálculo. Sin embargo, parece que estamos aún muy muy lejos de que un ordenador pueda siquiera asemejarse a un niño y decir: no me gusta el pescado. ¿Qué mecanismos neuronales están envueltos en la generación de un punto de vista? ¿Es reductible el punto de vista a mecanismos neuronales? ¿Podrá una máquina algún día tener un punto de vista?

(continuará...)

2011/11/07

El bien y el mal, nada menos (para Miguel Albero)

¿Cuándo aparecieron el bien y el mal en el Mundo? No era malo el tiranosaurio rex que devoraba a diestro y sinestro a todo aquel que se cruzaba en su camino, del mismo modo que no era buena la hembra mamut que prohijaba a la cría huérfana de una compañera de manada y la ayudaba a completar el largo vaje migratorio en busca de alimento. No había entonces bien o mal. El bien y el mal aparecen con el hombre. Creo que, además, aparecen antes que nada las emociones asociadas al bien y al mal, que luego se transforman en las ideas de bien y mal.

Leí hace tiempo que existen unos circuitos neuronales en el cerebro humano responsables de la empatía. Son circuitos neuronales capaces de "representar" en nuestra mente al prójimo, capaces de construir en nuestra mente un mapa emocional del otro y, de ese modo, de reconstruir las emociones que pensamos que el otro está experimentando. Se genera así empatía, y se siente la alegría del otro, la sorpresa del otro, el miedo del otro, el sufrimiento del otro. Yo creo que es por medio de esos mecanismo neuronales y en el momento en el que se alumbra esa representación emocional del otro cuando surge el sentimiento del bien y del mal. Hacemos el bien cuando la respuesta que pensamos que elicitamos en el otro la representamos en nuestra mente como una emoción "buena"; hacemos el mal cuando, por el contrario, dicha respuesta la representamos como una emoción "mala".

Después viene la elaboración racional de la idea, las teorías éticas y morales, el principio categórico y todo lo demás.

Sobre el mal es más difícil pensar que sobre el bien; de hecho, casi siempre se piensa sobre el mal en negativo. El mal es el negativo del bien. En los relatos religiosos el principio creador de todo suele ser un principio "bueno". La evidente paradoja de que de este principio bueno haya surgido un mundo como el nuestro, lleno de dolor y sufrimiento (cuando sólo debería tener felicidad y alegría) se trata de resolver (yo creo que con poco éxito) achacando las miserias de las creación no tanto al creador como a lo creado, en forma de ángel cáido y conspirador o de humano ingrato y pecador.

Sin embargo sí es verdad que hay formas de mal que son especialmente inquietantes, hay formas de mal especialmente "malas". Por ejemplo, el mal gratuito. El mal que se infiere para conseguir algo a cambio (robó el banco para darle de comer a sus hijos) es menos desasosegante que el que se hace "por nada", el mal que se hace por el mal en sí. Me viene a la cabeza el caso del asesinato de cientos de jóvenes en una isla noruega a manos de un joven sin aparente beneficio derivado de su crimen.

Otra característica especialmente inquietante del mal es la frialdad. El mal que se ejerce como consecuencia de emociones desbocadas parece tener un eximente respecto del mal que se hace con total frialdad: soldados de los einsatzgruppen matando a decenas de miles de judíos igual que un obrero ensamblaría miles de bolígrafos, sin aparente perturbación de su ánimo.

La tercera característica a la que me voy a referir es la señalada por Hannah Arendt en su análisis de Eichman: la banalidad del mal. Nos tanquiliza más pensar que el mal es obra de "malvados de una pieza"; nos desasosiega sin embargo pensar que el mal puede ser ejercido, en sus expresiones más extremas, por cualquiera, por el amable tendero de la esquina si es colocado en el lugar adecuado en el instante preciso.

Es un tema infinito, y quizás difícilmente "decible". Merece una buena novela, sin duda.

2011/11/02

Fallos del mercado: externalidades

La teoría económica ha investigado con detalle en la segunda mitad del siglo pasado sobre los fallos del mercado. Sin pretender ser riguroso en la definición, se produce un fallo del mercado cuando una asignación de recursos dada por el juego libre de la oferta y la demanda no es óptima, es decir, cuando una asignación alternativa sería mejor desde el punto de vista del bienestar general. Uno de los principales fallos del mercado se produce cuando aparecen externalidades. Una externalidad sería un coste real, asociado a la producción o al consumo de un bien, que, sin embargo, no recae sobre el productor o consumidor de dicho bien. La actualidad nos ofrece nos ejemplos bastante claros de estos fallos de mercado.

El primer ejemplo está relacionado con la crisis económica. El coste brutal asociado al riesgo que todos los intermediarios financieros asumieron en la elaboración y comercialización de los productos derivados sobre créditos hipotecarios de baja calidad no fue en absoluto asumido por la propia industria financiera, como muestra de forma magistral el documental Inside Job. La gigantesca burbuja especulativa no se hubiera producido si el riesgo asociado a dichos productos se hubiese primero evaluado y luego imputado con su coste a dichos productos.

El segundo ejemplo es el asociado al coste medioambiental en los modos de consumo "occidentales". ¿Cuál debería ser el coste real de un litro de gasolina si se incluyesen todos los costes asociados en términos del calentamiento global generado, o el coste del impacto medioambiental de su extracción?

Es cierto que estas externalidades pueden corregirse mediante una regulación sensata de la actividad económica, tal y como establece la teoría. Sin embargo, creo que hay una externalidad aún más profunda, y de más difícil gestión, ya que se halla intrínsecamente ligada al corazón del modo actual de organización de la economía y, en realidad, a la naturaleza del ser humano.

Cuando se estudia microeconomía, el primer capítulo del manual de turno suele estar dedicado a la elección del consumidor, a la lógica de las decisiones de compra de los consumidores. Se establece que los consumidores tienen preferencias. Las preferencias de los consumidores tienen una serie de características, entre las que está la de su insaciabilidad. Esto no significa otra cosa que si un consumidor puede elegir entre 100 unidades y 101 unidades de un determinado bien, elegirá "la cesta" con 101 unidades. Siempre queremos más.

El problema radica en que los costes de "querer más" no se internalizan de forma correcta en el sistema. Todos podemos querer tener una casa en la costa, pero ¿cómo se internaliza en el modelo de costes el impacto de la destrucción de la costa del levante español? ¿cómo se internaliza en el sistema la destrucción de la capa de ozono, o el calentamiento global, o la desforestación de la Amazonia?

Volvemos al problema del corto plazo; hemos aprendido mucho en estos cien mil años de evolución. Hemos aprendido por ejemplo que es globalmente mejor no robar, o no matar. Tenemos que aprender colectivamente a "no querer idefinidamente más", por el bien del sistema y de la especie.

2011/10/29

La lógica del mundo

Ya he empezado "¿Es Dios un Matemático?", de Mario Livio, a sugerencia de Augusto (muchas gracias, y muchas gracias por hacer la sugerencia en el blog). Arranca el libro mostrando la ubicuidad de las matemáticas como elemento capaz de decribir o explicar la realidad. Hace referencia a los tres mundos de Penrose (de los que habla en su excelente y ambicioso "El Camino a la Realidad"): el mundo de nuestras percepciones (que humildemente creo que queda mejor definido como nuestro mundo interior), el mundo de la realidad física (el mundo de las cosas en sí, del noumeno kantiano) y el mundo de las formas matemáticas, que contiene todos los objetos matemáticos, desde los números naturales hasta la ecuación de Einstein para el campo gravitatorio o las supercuerdas. Para Penrose, los tres mundos son igualmente reales, y le parece misteriosa la forma en la que se produce su interacción: el mundo físico es capaz de generar mentes, que crean mundos interiores, desde los que se produce un acceso al mundo de las formas matemáticas (esto me recuerda al post relativo a la trascendencia; vaya, Penrose lo había pensado primero :-(); además, el mundo físico está regido por la lógica del mundo de las formas matemáticas.

Esto, realmente, genera perplejidad. Citando a Einstein, Marco Livio dice: "¿Cómo es posible que la matemática, un producto del pensamiento humano independiente de la experiencia, se ajuste de modo tan perfecto a los objetos de la realidad física?"

Atacar de forma sistemática esta cuestión desborda la ambición de este humilde blog. De forma que no seré sistemático, y me limitaré a proponer una posible solución. Ésta es que la matemática es la forma lógica del mundo y, como tal, es una condición de posibilidad del propio mundo.

Es posible que la realidad esté constituida por infinidad de universos paralelos. Pero una condición de posibilidad de que usted querido lector y yo nos estemos comunicando, una condición de posibilidad de la vida en general, es el orden, la regularidad. Una estrella estable, un planeta cuya distancia a dicha estrella es una determinada y también estable, de forma que la vida tenga tiempo de emerger primero, y de evolucionar después hasta la aparición de la inteligencia. Pero esa estabilidad, esa regularidad, no es sino una ley matemática: dado un vector x(t) que describe el estado del mundo en un instante del tiempo t, para un amplio rango de valores de x, x(t+d) es predecible. Es esa lógica la que ha permitido la aparición del orden en el universo (esa lógica es el orden del universo), de la vida, de la inteligencia; somos hijos de esa lógica, que está detrás tanto de nuestra mente como de lo que ocurre en el mundo físico en sí.

Por eso, más que preguntar si Dios es un matemático, quizás la pregunta pertinente sería "Es Dios matemáticas?"

El Olimpo del Arte (dedicado a Leandro)

En la cúspide del Olimpo del Arte está Juan Sebastián Bach. La santísima trinidad artística la completan Fidias y Beethoven. Los tres son artistas de la forma. Rembrandt, Velázquez y Miguel Ángel ocupan el siguiente escalón. Shakespeare, Cervantes, Tolstoi y Dostoievski completan el círculo de oro. Muchos músicos a continuación: Wagner, Mahler, Händel, Bruckner, Schönberg, Schubert,...

2011/10/24

Civilización

Un hombre aturdido es zarandeado por una muchedumbre enardecida, desbocada, iracunda, sin freno. Le han dado caza. El hombre no es bueno; de hecho es muy malo. Ha matado o mandado matar a decenas de miles. Pero en ese momento no es más que un hombre, como todos los demás, como los que le han capturado y ahora le golpean, le hieren, le sodomizan y, al final, le asesinan.

El ser humano surge cuando, habiendo encontrado dentro de sí un Yo, es capaz de reconocer en el Otro a otro individuo que, a su imagen y semejanza, también ha encontrado un Yo. Y es ese reconocimiento lo que funda la sociedad, la civilización. Todavía le llevará a la humanidad casi cien mil años darle forma a esa intuición, cuando Kant acuña el imperativo categórico. Pero desde mucho antes la civilización se basa en darle un carácter sagrado a ese Yo de los otros tú. Dentro de Gadafi había un Yo. Schoppenhauer habría dicho que el Mundo se desvanece también al morir Gadafi. La ira que cegó a sus asesinos los privó de su condición humana, y convirtió a esa jauría asesina en una manada de bestias que se han puesto a la misma altura que la bestia cazada.

Nunca más.

2011/10/23

La Plaga


Somos una especie acaparadora. Los mil siglos de evolución que hemos recorrido con la misma estructura de ADN nos han configurado así. También lo han hecho los miles de millones de siglos de evolución por los que nuestro linaje de seres vivos ha pasado. Ha sobrevivido el mejor adaptado, y el mejor adaptado ha sido el que mejor ha sabido acaparar los recursos escasos: el alimento, las oportunidades de apareamiento, el territorio, el agua. No somos por lo tanto diferentes del resto de las especies.

En lo que sí somos diferentes es en que estamos fuera del equilibrio natural. Tenemos todas las características de una plaga. No sólo somos la especie mejor adaptada al entorno, sino que hemos encontrado la forma de adaptar el entorno a nuestras necesidades. Nuestra tecnología de base científica ha domesticado a la naturaleza. Estamos, por lo tanto, fuera de la lógica de la evolución. Tenemos la supervivencia asegurada porque no sólo somos la especie mejor adaptada, sino que somos capaces de transformar el entorno para adaptarlo a nosotros. El único problema somos nosotros mismos. Como decía Santiago en un comentario a una entrada de hace algunos días, vamos a morir de éxito. Somos una plaga sin control.

Nos parecemos así al virus que coloniza a un huésped, gana la batalla a sus defensas y se enseñorea de él, reproduciéndose sin parar, hasta que finalmente acaba por matar al cuerpo que habita, muriendo él de paso.

El problema radica en una conjunción de factores, que han conducido a que carezcamos de límites fuera de nosotros mismos. La técnica de base científica, una concepción cosificada de la naturaleza (la naturaleza como objeto separado de nosotros mismos, como objeto sobre el que actuamos) y, muy relacionado con los anteriores, un tercer factor, que es un capitalismo cada vez menos regulado como mecanismo de asignación de los recursos.

En síntesis, todos y cada uno actuamos para maximizar nuestra propia función de utilidad a corto plazo. Sin embargo, como ya demostró Hume en la formulación de su celebérrima “tragedia de los pastos comunes”, la función de utilidad total no es la suma de las funciones de utilidad individuales. Pero nadie (o muy pocos héroes) actuarán en función de la utilidad global a medio plazo en ausencia de los incentivos adecuados, en ausencia de la regulación que los conduzca a obrar así.

Es fundamental conseguir que las externalidades se internalicen; es fundamental asegurar que los costes de las decisiones económicas de los inversores y consumidores se carguen y se paguen a corto plazo. Es crítico que generemos nosotros mismo unos límites que ya no están fuera de nosotros.

2011/10/18

La trascendencia está delante

Conforme al relato clásico de las religiones, la trascendencia está al principio. "En el principio era el verbo, y el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Dios está antes que nosotros, nos precede, si no temporalmente, puesto que Él está fuera del tiempo, sí desde el punto de vista lógico o metafísico. Dios es, conforme a este relato, una condición de posibilidad del hombre. Así, la trascendencia estaba antes, detrás de nosotros, y nosotros tratamos de religar con esa trascendencia, creyendo que ya estaba, que nos implica.

Sin embargo hay otra forma de ver las cosas. En una de sus novelas, Saul Bellow escribe "la evolución es la historia de la materia haciéndose consciente de sí misma". Bellow nos da una pista. No hay nada detrás de nosotros. No somos creados. La materia se destila de la energía pura al enfriarse el Universo tras el Big Bang. La materia, en determinadas condiciones, se organiza en estructuras disipativas de energía. Algunas de estas estructuras se aislan del entorno, intercambian materia y energía con éste, se reproducen. Emerge la vida. La vida se va haciendo más y más compleja. Aparecen los organismos pluricelulares. Algunos de estos organismos se dotan de estructuras de control. Los animales se encefalizan. La vida va evolucionando en un contexto de escasez. El mejor adaptado al medio es el que sobrevive. Las mutaciones proporcionan el sustrato de variedad preciso. Algunos animales cuentan con estructuras cerebrales suficientemente complejas para que emerja el Yo y, con él, la conciencia. En cada uno de estos saltos es como si se iluminase una nueva habitación del edificio de la realidad. Kubrick lo cuenta con maestría poética en 2001. Cada aparición del monolito es un salto en el nivel de conciencia. Primero la inteligencia instrumental; después una percepción más allá del tiempo y del espacio.

Y el tercer salto es el de la trascendencia. El cerebro del humano accede a la belleza, al bien, a los números, a la geometría, a las leyes de la ciencia. El cerebro del humano ilumina no ya una habitación, sino todo un ala del edificio de la realidad. La trascendencia. Y en este caso, esa trascendencia ya no está detrás, ya no nos precede, sino que está delante, y es nuestra forma de "mirar" la que la ilumina. Nosotros nos convertimos, así, en la condición de posibilidad de la trascendencia.

2011/10/16

Abundancia, excelencia, basura

Escuché en una ocasión, en una conferenvia pronunciada por Luis Lada, la siguiente sentencia (cito de memoria, de forma que no sé hasta que punto respetaré el literal de su formulación original): "En contra de los que pudiéramos haber esperado, la abundancia no ha generado excelencia, sino basura".


Creo que es una gran verdad. Baste ver el contenido de la mayor parte de las páginas de internet; la emisión de los múltiples canales de la televisión digital; el consumismo exascerbado en el que se zambullen las personas una vez que la renta per cápita de sus países supera un cierto umbral; la calidad de las miles de fotografías que se hacen ahora que el coste marginal de una de ellas es próximo a cero; la banalidad del discurso que se vierte en los foros digitales, que han multiplicado el alcance comunicativo de cada uno de nosotros; y tantos  tantos ejemplos más que no es difícil concebir.

¿Por qué pasa esto? Me imagino que, desde un punto de vista evolutivo, lo que nos pasa es que somos una especie que lleva 100.000 años viviendo sujeta a escasez, y sólo alrededor de 100 en abundancia (para una parte). Y procedemos de un linaje que también ha evolucionado sujeto a la escasez. De hecho, la escasez es una condición necesaria para que el mecanismo evolutivo de Darwin pueda funcionar; en ausencia de escasez no hay necesidad de competir por algún tipo de recurso escaso (alimento, agua, pareja preproductiva), y el concepto del "mejor adaptado" pierde sentido. Y ahora, en la era de la abundancia, no sabemos qué hacer con ella. Despilfarramos. No buscamos la mejor forma de emplear unos recursos que se nos antojan ilimitados. Y en ese despilafarro, las oportunidades que la abundancia nos brinda se frustran. Generamos sólo basura.

Desde el punto de vista económico este comportamiento se entiende desde el momento en el que sabemos que los recursos abundantes se devalúan. Cuando una carrete de fotos nos brindaba 24 ó 36 oportunidades de tomar una instantánea, pensábamos bien qué merecía la pena ser retratado y, una vez decidido, nos esforzábamos para que la foto saliese lo mejor posible; sabíamos que cada una de esas 24 ó 36 posibilidades tenía un cierto valor. Sin embargo, una vez que mediante una cámara digital con su correspondiente tarjeta de memoria las posibilidades son, a efectos prácticos, infinitas, cada una de ellas se devalúa al máximo, y hacemos una foto de cualquier cosa, de cualquier manera.

Quizás la forma de depurar este comportamiento sea tomar conciencia de que el auténtico recurso escaso, el que de verdad establece el límite, el que de verdad pone en valor nuestra existencia, apenas ha crecido: el tiempo que nos sea dado vivir.

2011/10/13

La música

Hoy hemos estado en la ópera, viendo y escuchando Elektra. Creo que la música es el arte de mayor rango, porque es forma pura.

2011/10/11

El corto plazo

El principal prbblema del capitalismo es su creciente incapacidad para integrar el medio y largo plazo en sus procesos de asignación de recursos y toma de decisiones. Casi todos sus desequilibrios, bien sean de reparto de la riqueza, bien sean de extenuación del ecosistema, derivan de su extrema orientación a la maximización del retorno del capital a corto plazo. Los efectos de medio y largo plazo, bien sean positivos o negativos, se "decuentan" a tasas altísimas, y nunca pueden compensar los resultados a corto plazo.

2011/10/09


El Árbol de la Vida. Maravillosa película de Terrence Malick. Película sobre el sentido del dolor, el sentido de la vida, sobre hacer el bien o no hacerlo, película, en definitiva, sobre Dios. Es una película de por si loable por su ambición, por atreverse a plantear las grandes cuestiones de la vida. En medio del marasmo de productos de entretenimiento barato, de distracción que pueblan la cartelera de estrenos cada viernes, es un alivio poder asistir a un intento explícito de abordar mediante el lenguaje de las imágenes, las palabras y la música las grandes preguntas de la humanidad.

La película es hermosa, es honda, a veces es poética. El tempo es el adecuado. El equilibrio de imágenes y diálogo también lo es. Mallick sabe que de lo que la película trata no se puede hablar; y trata de mostrar lo que quiere decir, más que de enunciarlo.

Y es desde esta perspectiva desde la que la película resulta, a pesar de los dicho, fallida. No se puede hablar de Dios de forma explícita, ni mediante palabras ni mediante imágenes. Dios no se dice, se muestra. Cuando los antiguos hebreos proscribían el uso de la expresión del nombre de Dios seguramente lo hacían porque sabían que la palabra es incapaz de significar todo lo que el referente exige; el nombre de Dios hace de menos a Dios. Y ese es el pecado de la película de Malick, que resulta demasiado explícita, demasiado concreta, a pesar del carácter alegórico de muchas de sus secuencias. No se puede mostrar el cielo; no se puede mostrar su puerta; no se pueden mostrar las almas. Se deben sugerir, como intenta hacer Malik en ocasiones.

Otra cosa que la película muestra bien es el hecho de que cree en Dios el que cree en Dios; los ojos del que cree en Dios ven a Dios en todas partes, ven su manos amorosa o vengadora detrás de cada acontecimiento. En ese sentido Dios es previo a la experiencia, es casi una categoría a priori más. Como dice la madre al principio de la película, hay dos vías o caminos, el de Dios y el de la naturaleza. El que permanece en el camino de Dios cree en Dios; el que no no cree.