2019/04/24

Nuestro derecho a decidir

"Buenas tardes, señoras y señores. Me dirijo a ustedes, tan distinguida audiencia, para reclamar argumentadamente nuestro derecho a decidir. Se trata de un derecho que toda comunidad con unas características determinadas, que adornan a la nuestra, tiene de forma natural y que habilita de manera efectiva otro derecho, el de autodeterminación, ampliamente reconocido por diferentes instancias internacionalmente respetadas.

Nosotros contamos con una larga historia como comunidad diferenciada. Si bien hemos estado abiertos a acoger a los que por unas vías u otras se nos han incorporado, lo cierto es que hemos mantenido en el tiempo un hilo de continuidad de ese "nosotros", ese "nosotros" que tan claramente nos identifica. Ese hilo ha resistido no sólo el paso del tiempo, sino los embates que desde otras realidades en expansión (y con una clara vocación de uniformización) hemos sufrido y que han tratado de diluir nuestros hechos diferenciales. Hemos mantenido nuestras esencias. Nuestros apellidos se han mezclado entre sí y no es difícil reconocernos simplemente leyéndolos en nuestras tarjetas de visita o en los buzones de correo de nuestras viviendas.

Desde tiempos inmemoriales hemos ido tramando un tejido de costumbres comunes que siempre han sido diferentes de las del resto. Tuvimos un fuero especial que nos hacía distintos y especiales. Tenemos tradiciones que se remontan muy atrás en el devenir de los siglos, tradiciones de las que nos enorgullecemos y que queremos mantener. Esas costumbres y tradiciones llegan incluso a configurar una cultura propia, reconocible, que se ve amenazada de desaparición por la invasión que sufre de la cultura general del resto del estado, un resto más numeroso.

Todo nuestro mundo está amenazado de desaparición en el marco institucional actual. Si no podemos ejercer nuestro derecho a decidir y nuestro derecho a autodeterminarnos no quedará nada de nuestras costumbres y tradiciones, que se diluirán en el marasmo vulgarizante del conjunto de la sociedad española.

Y, además, sufrimos desde hace tiempo una injusticia estructural en las balanzas fiscales. Podemos afirmar sin miedo a mentir que el resto del estado nos roba. Contribuimos con mucho más de lo que recibimos y, este hecho incuestionable, que se mantiene en el tiempo año tras año, década tras década desde el advenimiento del régimen del 78, acarrea una merma de recursos que nos impide alcanzar todo el potencial de desarrollo y felicidad al que nuestra historia pasada y nuestra capacidad de emprendimiento actual nos daría derecho.

Por todo ello, nosotros, el 1% más rico de la población del estado, reclamamos nuestro derecho a decidir nuestro futuro y exigimos la celebración de un referéndum de autodeterminación económica que nos exima del yugo fiscal al que el resto nos tiene sometidos. Un referéndum en el que, en virtud de nuestro inalienable derecho a decidir, solo votaremos nosotros, claro. Queremos la independencia fiscal y no volver a pagar impuestos a una sociedad que no es la nuestra. Les emplazamos a dialogar sin cortapisas y sin condiciones previas, salvo la de que el resultado del diálogo sea la aceptación de nuestra independencia fiscal del resto de los demás. Somos gente pacífica y les tendemos la mano. No nos mueve sino el deseo de ser dueños de nuestro propio destino y la confianza en un futuro que, en nuestras propias manos, será con toda seguridad mejor.

Buenas tardes"

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