2011/10/23

La Plaga


Somos una especie acaparadora. Los mil siglos de evolución que hemos recorrido con la misma estructura de ADN nos han configurado así. También lo han hecho los miles de millones de siglos de evolución por los que nuestro linaje de seres vivos ha pasado. Ha sobrevivido el mejor adaptado, y el mejor adaptado ha sido el que mejor ha sabido acaparar los recursos escasos: el alimento, las oportunidades de apareamiento, el territorio, el agua. No somos por lo tanto diferentes del resto de las especies.

En lo que sí somos diferentes es en que estamos fuera del equilibrio natural. Tenemos todas las características de una plaga. No sólo somos la especie mejor adaptada al entorno, sino que hemos encontrado la forma de adaptar el entorno a nuestras necesidades. Nuestra tecnología de base científica ha domesticado a la naturaleza. Estamos, por lo tanto, fuera de la lógica de la evolución. Tenemos la supervivencia asegurada porque no sólo somos la especie mejor adaptada, sino que somos capaces de transformar el entorno para adaptarlo a nosotros. El único problema somos nosotros mismos. Como decía Santiago en un comentario a una entrada de hace algunos días, vamos a morir de éxito. Somos una plaga sin control.

Nos parecemos así al virus que coloniza a un huésped, gana la batalla a sus defensas y se enseñorea de él, reproduciéndose sin parar, hasta que finalmente acaba por matar al cuerpo que habita, muriendo él de paso.

El problema radica en una conjunción de factores, que han conducido a que carezcamos de límites fuera de nosotros mismos. La técnica de base científica, una concepción cosificada de la naturaleza (la naturaleza como objeto separado de nosotros mismos, como objeto sobre el que actuamos) y, muy relacionado con los anteriores, un tercer factor, que es un capitalismo cada vez menos regulado como mecanismo de asignación de los recursos.

En síntesis, todos y cada uno actuamos para maximizar nuestra propia función de utilidad a corto plazo. Sin embargo, como ya demostró Hume en la formulación de su celebérrima “tragedia de los pastos comunes”, la función de utilidad total no es la suma de las funciones de utilidad individuales. Pero nadie (o muy pocos héroes) actuarán en función de la utilidad global a medio plazo en ausencia de los incentivos adecuados, en ausencia de la regulación que los conduzca a obrar así.

Es fundamental conseguir que las externalidades se internalicen; es fundamental asegurar que los costes de las decisiones económicas de los inversores y consumidores se carguen y se paguen a corto plazo. Es crítico que generemos nosotros mismo unos límites que ya no están fuera de nosotros.

2 comentarios:

  1. "I'd like to share a revelation that I’ve had during my time here. It came to me when I tried to classify your species, and I realised that humans are not actually mammals. Every mammal on this planet instinctively develops a natural equilibrium with the surrounding environment; but you humans do not. Instead you multiply, and multiply, until every resource is consumed. The only way for you to survive is to spread to another area. There is another organism on this planet that follows the same pattern... a virus. Human beings are a disease, a cancer on this planet, you are a plague, and we... are the cure."

    Agent Smith, The Matrix (1999)

    ResponderEliminar
  2. Exacto, exacto. Para los amigos del inconsciente colectivo, si existiese, ¿no debería activarse y transformar nuestros comportamientos individuales, tan nocivos para el conjunto de la especie?

    ResponderEliminar