2011/12/31

Elogio de lo inútil

La naturaleza aborrece la inutilidad. Los sistemas físicos buscan las configuraciones de energía mínima, purgando cualquier gasto excesivo. Incluso los sistemas complejos, que parecen "gastar" energía de forma gratuita para configurar formas organizadas y frecuentemente hermosas, adoptan dichas formas para hacer desaparecer de la forma más eficiente posible gradientes de distintas magnitudes producidos por desequilibrios generados en sus vecindades.

La evolución de la vida ha estado igualmente regida por la tendencia a economizar. Han sido los especímenes mejor adaptados a su entorno los que han transmitido sus genes a su descendencia, imponiéndose así en la lucha por la superviviencia. Pero esa ventaja adaptativa lo es en un contexto de escasez, en el que la capacidad de resultar útiles de los rasgos del comportamiento de los distintos especímenes ha resultado la clave del éxito. Utilidad para buscar alimento, utilidad para eludir a los depredadores, utilidad para reproducirse. Los rasgos fenotípicos inútiles, que no contribuyesen a la supervivencia del ser vivo, carecían de valor adaptativo y la propia evolución los hacía desaparacer (a no ser que la especie en cuestión contase con suficienes rasgos de suficiente potencia adaptativa como para que fuesen éstos los encargados de asgurar la supervivencia).

El ser humano es un especimen extraordinariamente bien adaptado al medio en el que surgió como especie y en el que tuvo que luchar por su supervivencia mientras no tuvo la capacidad de transformalo decisivamente a su favor. Sus habilidades motrices, sociales y cognitivas fueron determinantes, basadas en su cerebro de 1.450 gramos del que ya hemos discutido en alguna ocasión anterior. Estas habilidades, estos rasgos de su comprtamiento, le garantizaron su supervivencia como especie. Peor suerte tuvieron, por ejemplo, nuestros primos neandertales.

Sin embargo, ese cerebro ha producido algo que, desde el punto de vista de la propia evolución, así como de las leyes de la física, es sorprendente: la expresión generalizada de rasgos de comportamiento cuyos productos son totalmente inútiles desde dichas perspectivas. Incluso en el mundo de hoy, donde el medio que exige la adaptación de los individuos es cada vez más el sistema económico creado por el porpio ser humano que el ecosistema, los seres humanos hacemos cosas sorprendentemente inútiles. Creamos belleza, desarrollamos comportamientos altruistas con seres con los que no tenemos parentesco alguno, nos preguntamos por el bien, la verdad, el ser, lo existente. Invertimos la vida de algunos de nuestros especímenes más inteligentes en demostrar el último teorema de Fermat o la hipótesios de Riemann. Señalamos como a los más insignes de nuestra especie a individuos cuya vida se ha dedicado por completo a lo inútil.

Y es que, repudiado por la naturaleza tanto en el plano de las leyes de la física como en el de la evolución, lo inútil emerge con el ser humano con una potencia inusitada, con la potencia de constituir algunos de los mecanismos que satisfacen una necesidad también nacida con nuestra especie: la necesidad de conferir un sentido a la vida.

2 comentarios:

  1. Me responde Javier por email. Gracias Javier.

    "No estoy tan seguro de que los comportamientos humanos que mencionas como inútiles lo sean:

    -el altruismo está presente en otras especies animales que han evolucionado hacia sociedades complejas como las hormigas o las abejas (http://blog.evolutionibus.info/2007/05/31/altruismo-en-hormigas/)
    -creación de belleza: podría no parecer un comportamiento útil directamente. Sin embargo, el arte produce efectos beneficiosos en la sociedad. La contemplación de la belleza nos hace sentirnos mejor (musicoterapia), mejora nuestro rendimiento, nos anima, nos hace sentir diferentes (humanos) y así también nos cohesiona…

    -el conocimiento, el saber, por sí mismo. ¿cuántos inventos se han basado o han necesitado del conocimiento de leyes físicas o matemáticas aparentemente inútiles? Lo mismo cabe decir de otras creaciones espirituales y políticas (ética, religiones, democracia…) derivadas también del ansia por saber y conocer

    Así pues, este afán por lo aparentemente inútil, tal vez sea ¡el gran truco evolutivo de nuestra especie!"

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  2. Como siempre, muy interesante Javier. Te respondo:

    No soy un experto en hormigas y abejas, pero creo que sus comportamentos aparentemente altruistas tienen bastante que ver con el hecho de que en sus comunidades, la reproducción se lleva a cabo por medio de "reinas", que se ocupan ellas solas de la reproducción de todo el hormiguero o panal; de este modo, las hormigas trabajadoras o las guerreras, cuando se sacrifican por al colectividad, en realidad lo hacen porque su sacrificio se lleva a cabo en pro de la herencia genética que comparten con la "reina".

    Respecto de la belleza o las ciencias, es incuestionable que a posteriori se les puede buscar una utilidad. Pero lo relevante es que casi siempre, o muchas veces al menos, en el momento de su aparición, son totalmente inútiles; y eso es quizás lo esencialmente humano.

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