2013/09/08

¿Detendria la lucidez el tiempo?

Fernando Pessoa, en el LIbro del Desasosiego: "La Decadencia es la pérdida total de la inconsciencia; porque la inconsciencia es el fundamento de la vida. El corazón, si pudiese pensar, se pararía."

¿Cómo sería la lucidez total, absoluta? Yo, sobra decirlo, no lo sé. decimos de alguien que es lúcido cundo percibimos que tiene un acceso de alguna forma más directo a la verdad; mejor dicho, a la realidad. Cuando alguien se muestra particularmente lúcido en una situación determinada es porque es capaz de dar con la clave de dicha situación de forma rápida, directa, como si estuviese capacitado para ver cosas en una dimensión que a los demás se nos escapa.

Los amables lectores de este blog (todos amigos, y militantes de la amistas en cuanto lectores de estas líneas que, de otra manera, quedarían sin duda en los registros digitales de nuestra cultura a la espera de que algún antropólogo despistado del siglo XXX las descubriese) saben que no soy sospechoso de tentaciones animistas, a estas alturas. Pero es cierto que existe la intuición, que seguramente no será sino una capacidad derivada del funcionamiento especialmente rápido de las neuronas de los que tienen la suerte de estar dotados para ella. Así, alguien, observando las miradas de dos personas, que apenas se dirigen un par en toda una noche, son capaces de "atar cabos", casi de forma inconsciente, y dedicir que "algo ocurre entre alfa y beta". De forma más elaborada, ¿puede alguien dudar de que Gödel intuyó su teorema antes de poder demostrarlo? Quizas ni él supo cómo, pero sabía que la aritmética era, una vez formalizada, un sistema axiomático indecidible.

O la lucidez de Darwin comprendiendo que no había plan divino en la evolución. O la de de Locke estableciendo la distinción entre el ser y el deber ser.

Me puedo imaginar un cuento de Borges (y aprovecho para dedicarle el post a Miguelón), en el que el sabio, después de años y años de retiro contemplativo, alcanza la lucidez absoluta (Miguel, ¿por qué no lo escribes?). Toda la realidad se le revela, se le desvela. ¿Podrá el sabio, a partir de ese momento, vivir en este mundo? ¿Podría realmente seguir viviendo en este mundo de apariencias, del fluir constante, en este mundo en el que todo es pero no es, en este mundo de contornos difusos, en este mundo que no deja de ser la caverna de Platón? Si el sabio accediese al mundo de las formas puras, perfectas, de la lógica del universo, ¿cómo podría continuar viviendo en este valle de sombras?

Nuestro sabio, necesariamente, habría trascendio este mundo en el que nada dura y todo caduca, y habría ingresado en la eternidad. Habría salido de la esclavitud del tiempo, del otoño que marchita las hojas y la vida, y habría alcanzado la eternidad. Su lucidez habría disuelto el tiempo, lo habría detenido.

El tiempo no es sino nuestra condición de caducos, de limitados, de incapaces de acceder a la realidad total. Nuestro sabio habría trascendido al tiempo, se habría situado más allá de él.

Su lucidez habría detenido el tiempo... ¿o quizás no?

1 comentario:

  1. Para cuándo otro post Lorenzo? Hace ya demasiado tiempo desde el último!

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