2011/10/29

La lógica del mundo

Ya he empezado "¿Es Dios un Matemático?", de Mario Livio, a sugerencia de Augusto (muchas gracias, y muchas gracias por hacer la sugerencia en el blog). Arranca el libro mostrando la ubicuidad de las matemáticas como elemento capaz de decribir o explicar la realidad. Hace referencia a los tres mundos de Penrose (de los que habla en su excelente y ambicioso "El Camino a la Realidad"): el mundo de nuestras percepciones (que humildemente creo que queda mejor definido como nuestro mundo interior), el mundo de la realidad física (el mundo de las cosas en sí, del noumeno kantiano) y el mundo de las formas matemáticas, que contiene todos los objetos matemáticos, desde los números naturales hasta la ecuación de Einstein para el campo gravitatorio o las supercuerdas. Para Penrose, los tres mundos son igualmente reales, y le parece misteriosa la forma en la que se produce su interacción: el mundo físico es capaz de generar mentes, que crean mundos interiores, desde los que se produce un acceso al mundo de las formas matemáticas (esto me recuerda al post relativo a la trascendencia; vaya, Penrose lo había pensado primero :-(); además, el mundo físico está regido por la lógica del mundo de las formas matemáticas.

Esto, realmente, genera perplejidad. Citando a Einstein, Marco Livio dice: "¿Cómo es posible que la matemática, un producto del pensamiento humano independiente de la experiencia, se ajuste de modo tan perfecto a los objetos de la realidad física?"

Atacar de forma sistemática esta cuestión desborda la ambición de este humilde blog. De forma que no seré sistemático, y me limitaré a proponer una posible solución. Ésta es que la matemática es la forma lógica del mundo y, como tal, es una condición de posibilidad del propio mundo.

Es posible que la realidad esté constituida por infinidad de universos paralelos. Pero una condición de posibilidad de que usted querido lector y yo nos estemos comunicando, una condición de posibilidad de la vida en general, es el orden, la regularidad. Una estrella estable, un planeta cuya distancia a dicha estrella es una determinada y también estable, de forma que la vida tenga tiempo de emerger primero, y de evolucionar después hasta la aparición de la inteligencia. Pero esa estabilidad, esa regularidad, no es sino una ley matemática: dado un vector x(t) que describe el estado del mundo en un instante del tiempo t, para un amplio rango de valores de x, x(t+d) es predecible. Es esa lógica la que ha permitido la aparición del orden en el universo (esa lógica es el orden del universo), de la vida, de la inteligencia; somos hijos de esa lógica, que está detrás tanto de nuestra mente como de lo que ocurre en el mundo físico en sí.

Por eso, más que preguntar si Dios es un matemático, quizás la pregunta pertinente sería "Es Dios matemáticas?"

El Olimpo del Arte (dedicado a Leandro)

En la cúspide del Olimpo del Arte está Juan Sebastián Bach. La santísima trinidad artística la completan Fidias y Beethoven. Los tres son artistas de la forma. Rembrandt, Velázquez y Miguel Ángel ocupan el siguiente escalón. Shakespeare, Cervantes, Tolstoi y Dostoievski completan el círculo de oro. Muchos músicos a continuación: Wagner, Mahler, Händel, Bruckner, Schönberg, Schubert,...

2011/10/24

Civilización

Un hombre aturdido es zarandeado por una muchedumbre enardecida, desbocada, iracunda, sin freno. Le han dado caza. El hombre no es bueno; de hecho es muy malo. Ha matado o mandado matar a decenas de miles. Pero en ese momento no es más que un hombre, como todos los demás, como los que le han capturado y ahora le golpean, le hieren, le sodomizan y, al final, le asesinan.

El ser humano surge cuando, habiendo encontrado dentro de sí un Yo, es capaz de reconocer en el Otro a otro individuo que, a su imagen y semejanza, también ha encontrado un Yo. Y es ese reconocimiento lo que funda la sociedad, la civilización. Todavía le llevará a la humanidad casi cien mil años darle forma a esa intuición, cuando Kant acuña el imperativo categórico. Pero desde mucho antes la civilización se basa en darle un carácter sagrado a ese Yo de los otros tú. Dentro de Gadafi había un Yo. Schoppenhauer habría dicho que el Mundo se desvanece también al morir Gadafi. La ira que cegó a sus asesinos los privó de su condición humana, y convirtió a esa jauría asesina en una manada de bestias que se han puesto a la misma altura que la bestia cazada.

Nunca más.

2011/10/23

La Plaga


Somos una especie acaparadora. Los mil siglos de evolución que hemos recorrido con la misma estructura de ADN nos han configurado así. También lo han hecho los miles de millones de siglos de evolución por los que nuestro linaje de seres vivos ha pasado. Ha sobrevivido el mejor adaptado, y el mejor adaptado ha sido el que mejor ha sabido acaparar los recursos escasos: el alimento, las oportunidades de apareamiento, el territorio, el agua. No somos por lo tanto diferentes del resto de las especies.

En lo que sí somos diferentes es en que estamos fuera del equilibrio natural. Tenemos todas las características de una plaga. No sólo somos la especie mejor adaptada al entorno, sino que hemos encontrado la forma de adaptar el entorno a nuestras necesidades. Nuestra tecnología de base científica ha domesticado a la naturaleza. Estamos, por lo tanto, fuera de la lógica de la evolución. Tenemos la supervivencia asegurada porque no sólo somos la especie mejor adaptada, sino que somos capaces de transformar el entorno para adaptarlo a nosotros. El único problema somos nosotros mismos. Como decía Santiago en un comentario a una entrada de hace algunos días, vamos a morir de éxito. Somos una plaga sin control.

Nos parecemos así al virus que coloniza a un huésped, gana la batalla a sus defensas y se enseñorea de él, reproduciéndose sin parar, hasta que finalmente acaba por matar al cuerpo que habita, muriendo él de paso.

El problema radica en una conjunción de factores, que han conducido a que carezcamos de límites fuera de nosotros mismos. La técnica de base científica, una concepción cosificada de la naturaleza (la naturaleza como objeto separado de nosotros mismos, como objeto sobre el que actuamos) y, muy relacionado con los anteriores, un tercer factor, que es un capitalismo cada vez menos regulado como mecanismo de asignación de los recursos.

En síntesis, todos y cada uno actuamos para maximizar nuestra propia función de utilidad a corto plazo. Sin embargo, como ya demostró Hume en la formulación de su celebérrima “tragedia de los pastos comunes”, la función de utilidad total no es la suma de las funciones de utilidad individuales. Pero nadie (o muy pocos héroes) actuarán en función de la utilidad global a medio plazo en ausencia de los incentivos adecuados, en ausencia de la regulación que los conduzca a obrar así.

Es fundamental conseguir que las externalidades se internalicen; es fundamental asegurar que los costes de las decisiones económicas de los inversores y consumidores se carguen y se paguen a corto plazo. Es crítico que generemos nosotros mismo unos límites que ya no están fuera de nosotros.

2011/10/18

La trascendencia está delante

Conforme al relato clásico de las religiones, la trascendencia está al principio. "En el principio era el verbo, y el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Dios está antes que nosotros, nos precede, si no temporalmente, puesto que Él está fuera del tiempo, sí desde el punto de vista lógico o metafísico. Dios es, conforme a este relato, una condición de posibilidad del hombre. Así, la trascendencia estaba antes, detrás de nosotros, y nosotros tratamos de religar con esa trascendencia, creyendo que ya estaba, que nos implica.

Sin embargo hay otra forma de ver las cosas. En una de sus novelas, Saul Bellow escribe "la evolución es la historia de la materia haciéndose consciente de sí misma". Bellow nos da una pista. No hay nada detrás de nosotros. No somos creados. La materia se destila de la energía pura al enfriarse el Universo tras el Big Bang. La materia, en determinadas condiciones, se organiza en estructuras disipativas de energía. Algunas de estas estructuras se aislan del entorno, intercambian materia y energía con éste, se reproducen. Emerge la vida. La vida se va haciendo más y más compleja. Aparecen los organismos pluricelulares. Algunos de estos organismos se dotan de estructuras de control. Los animales se encefalizan. La vida va evolucionando en un contexto de escasez. El mejor adaptado al medio es el que sobrevive. Las mutaciones proporcionan el sustrato de variedad preciso. Algunos animales cuentan con estructuras cerebrales suficientemente complejas para que emerja el Yo y, con él, la conciencia. En cada uno de estos saltos es como si se iluminase una nueva habitación del edificio de la realidad. Kubrick lo cuenta con maestría poética en 2001. Cada aparición del monolito es un salto en el nivel de conciencia. Primero la inteligencia instrumental; después una percepción más allá del tiempo y del espacio.

Y el tercer salto es el de la trascendencia. El cerebro del humano accede a la belleza, al bien, a los números, a la geometría, a las leyes de la ciencia. El cerebro del humano ilumina no ya una habitación, sino todo un ala del edificio de la realidad. La trascendencia. Y en este caso, esa trascendencia ya no está detrás, ya no nos precede, sino que está delante, y es nuestra forma de "mirar" la que la ilumina. Nosotros nos convertimos, así, en la condición de posibilidad de la trascendencia.

2011/10/16

Abundancia, excelencia, basura

Escuché en una ocasión, en una conferenvia pronunciada por Luis Lada, la siguiente sentencia (cito de memoria, de forma que no sé hasta que punto respetaré el literal de su formulación original): "En contra de los que pudiéramos haber esperado, la abundancia no ha generado excelencia, sino basura".


Creo que es una gran verdad. Baste ver el contenido de la mayor parte de las páginas de internet; la emisión de los múltiples canales de la televisión digital; el consumismo exascerbado en el que se zambullen las personas una vez que la renta per cápita de sus países supera un cierto umbral; la calidad de las miles de fotografías que se hacen ahora que el coste marginal de una de ellas es próximo a cero; la banalidad del discurso que se vierte en los foros digitales, que han multiplicado el alcance comunicativo de cada uno de nosotros; y tantos  tantos ejemplos más que no es difícil concebir.

¿Por qué pasa esto? Me imagino que, desde un punto de vista evolutivo, lo que nos pasa es que somos una especie que lleva 100.000 años viviendo sujeta a escasez, y sólo alrededor de 100 en abundancia (para una parte). Y procedemos de un linaje que también ha evolucionado sujeto a la escasez. De hecho, la escasez es una condición necesaria para que el mecanismo evolutivo de Darwin pueda funcionar; en ausencia de escasez no hay necesidad de competir por algún tipo de recurso escaso (alimento, agua, pareja preproductiva), y el concepto del "mejor adaptado" pierde sentido. Y ahora, en la era de la abundancia, no sabemos qué hacer con ella. Despilfarramos. No buscamos la mejor forma de emplear unos recursos que se nos antojan ilimitados. Y en ese despilafarro, las oportunidades que la abundancia nos brinda se frustran. Generamos sólo basura.

Desde el punto de vista económico este comportamiento se entiende desde el momento en el que sabemos que los recursos abundantes se devalúan. Cuando una carrete de fotos nos brindaba 24 ó 36 oportunidades de tomar una instantánea, pensábamos bien qué merecía la pena ser retratado y, una vez decidido, nos esforzábamos para que la foto saliese lo mejor posible; sabíamos que cada una de esas 24 ó 36 posibilidades tenía un cierto valor. Sin embargo, una vez que mediante una cámara digital con su correspondiente tarjeta de memoria las posibilidades son, a efectos prácticos, infinitas, cada una de ellas se devalúa al máximo, y hacemos una foto de cualquier cosa, de cualquier manera.

Quizás la forma de depurar este comportamiento sea tomar conciencia de que el auténtico recurso escaso, el que de verdad establece el límite, el que de verdad pone en valor nuestra existencia, apenas ha crecido: el tiempo que nos sea dado vivir.

2011/10/13

La música

Hoy hemos estado en la ópera, viendo y escuchando Elektra. Creo que la música es el arte de mayor rango, porque es forma pura.

2011/10/11

El corto plazo

El principal prbblema del capitalismo es su creciente incapacidad para integrar el medio y largo plazo en sus procesos de asignación de recursos y toma de decisiones. Casi todos sus desequilibrios, bien sean de reparto de la riqueza, bien sean de extenuación del ecosistema, derivan de su extrema orientación a la maximización del retorno del capital a corto plazo. Los efectos de medio y largo plazo, bien sean positivos o negativos, se "decuentan" a tasas altísimas, y nunca pueden compensar los resultados a corto plazo.

2011/10/09


El Árbol de la Vida. Maravillosa película de Terrence Malick. Película sobre el sentido del dolor, el sentido de la vida, sobre hacer el bien o no hacerlo, película, en definitiva, sobre Dios. Es una película de por si loable por su ambición, por atreverse a plantear las grandes cuestiones de la vida. En medio del marasmo de productos de entretenimiento barato, de distracción que pueblan la cartelera de estrenos cada viernes, es un alivio poder asistir a un intento explícito de abordar mediante el lenguaje de las imágenes, las palabras y la música las grandes preguntas de la humanidad.

La película es hermosa, es honda, a veces es poética. El tempo es el adecuado. El equilibrio de imágenes y diálogo también lo es. Mallick sabe que de lo que la película trata no se puede hablar; y trata de mostrar lo que quiere decir, más que de enunciarlo.

Y es desde esta perspectiva desde la que la película resulta, a pesar de los dicho, fallida. No se puede hablar de Dios de forma explícita, ni mediante palabras ni mediante imágenes. Dios no se dice, se muestra. Cuando los antiguos hebreos proscribían el uso de la expresión del nombre de Dios seguramente lo hacían porque sabían que la palabra es incapaz de significar todo lo que el referente exige; el nombre de Dios hace de menos a Dios. Y ese es el pecado de la película de Malick, que resulta demasiado explícita, demasiado concreta, a pesar del carácter alegórico de muchas de sus secuencias. No se puede mostrar el cielo; no se puede mostrar su puerta; no se pueden mostrar las almas. Se deben sugerir, como intenta hacer Malik en ocasiones.

Otra cosa que la película muestra bien es el hecho de que cree en Dios el que cree en Dios; los ojos del que cree en Dios ven a Dios en todas partes, ven su manos amorosa o vengadora detrás de cada acontecimiento. En ese sentido Dios es previo a la experiencia, es casi una categoría a priori más. Como dice la madre al principio de la película, hay dos vías o caminos, el de Dios y el de la naturaleza. El que permanece en el camino de Dios cree en Dios; el que no no cree.