2011/11/17

Elecciones

Esta vez, voy a bajar de las nubes de la especulación pura, y hablaré de la actualidad más cercana: el domingo hay elecciones. Aunque se dice que el voto es secreto, habría que precisar que, en realidad, todos tenemos derecho al secreto de nuestro voto; pero es un derecho al que, si queremos, podemos renunciar. Yo lo voy a hacer, pero revelaré el sentido del mío sólo al final de esta inserción, para incentivar su lectura.

Yo creo que tenemos dos grandes cuestiones a las que enfrentarnos. Una es la crisis del modelo socioeconómico global, con la extenuación del ecosistema y el agotamiento de la sociedad hiper consumista. La otra es la crisis económica y lo que tengamos que hacer para salir de ella. Desde mi punto de vista, pensando en las elecciones del domingo, es mucho más relevante la segunda que la primera de las cuestiones. Por ello, aún habiendo opciones electorales cuyos principios (más que sus propuestas) se adecuen bien a las líneas maestras de lo que pienso que habría que hacer en relación con la superación del modelo, como puede ser Equo, no me voy a decantar por ellas.

En lo tocante a la segunda de las cuestiones, pienso que lo importante es escoger a gobernantes con dos características fundamentales: capacidad de gestión y una adecuada sensibilidad. Capacidad de gestión porque los retos que tenemos planteados son extremadamente complejos, y las decisiones que haya que adoptar deberán estar afinadas al extremo. La crisis es como una ecuación que admite muy pocas soluciones, y los que nos gobiernen deberán ser capaces de dar con alguna de ellas.

Por lo que a la sensibilidad se refiere, quiero referirme a que unos u otros son más o menos sensibles al coste social de la salida de la crisis. Extremando el argumento, se puede adoptar una actitud política de "salgamos de ésta todos juntos" o de "sálvese el que pueda". Ya sé que en la realidad no existen "tipos puros", y no creo tampoco que una de las dos posiciones llevada al extremo sea buena. Pero creo en (y quiero) una sociedad en la que exista una igualdad de oportunidades real, lo que establece algunas líneas rojas.

Puesto todo ello junto, la resultante será un voto al PSOE de Rubalcaba. Creo que es una persona brillante, trabajadora, con una buena trayectoria de gestión de los temas de los que se ha ocupado en primera persona, con sentido de Estado y con la sensibilidad adecuada. Ojo, no demonizo a Rajoy; pero creo que muchos más se quedarán por el camino si, como parece va a ocurrir, acaba siendo él el que gobierne con una amplia mayoría.

Y el próximo día, me vuelvo a las nubes.

2011/11/15

Lo cualitativo: la materia adopta un punto de vista

Un rayo de luz atraviesa una delgada interfaz de un medio vítreo, cruza el espacio lleno de una mezcla de oxigeno, nitrógeno y argón, e incide en una superfice. La superficie absorbe distintas longitudes de onda del haz de luz en función de su coloración, y refleja la restante, que se dirige a la lente que, a su vez la enfoca sobre el sistema de detección que transporta la señal hasta el centro de tratamiento de imágenes. Se forma una imagen de la superficie.

La imagen de la Mona Lisa, más enigmática aún de lo que el tópico establece, me emocionó hasta casi hacerme llorar; esa belleza serena, esa mirada profunda y sabia, la forma de recoger las manos, la famosa sonrisa que está y no está... Leonardo fue capaz de pintar La Belleza, de retirarle la respiración al tiempo y detenerlo, de ...

Bien, los dos párrafos describen el mismo fenómeno físico. El primero lo hace con las lentes de la Ciencia. El segundo con las de la experiencia estética. La primera descripción es objetiva, y sería cuantificable mediante las ecuaciones de la óptica. La Ciencia da cuenta de la realidad en términos cuantitaivos y objetivos. Para la Cencia no hay sujeto, todo es objeto, todo está allí afuera, todo cabe en una ley matemática.

Sin embargo la materia se resiste, y es capaz de lanzar una mirada cualitativa al mundo y, al hacerlo, da origen al sujeto. Y el sujeto tiene un punto de vista, muchas veces cualitativo, sobre el mundo. Me emociona Leonardo, detesto a Warhol, me embarga Beethoven, me repugna la injusticia.

¿Cómo es posible que la materia tenga un punto de vista? Los ordenadores más potentes son capaces de ejecutar los más complicados algoritmos, incluso en proceso paralelo, y superar al hombre en potencia de cálculo. Sin embargo, parece que estamos aún muy muy lejos de que un ordenador pueda siquiera asemejarse a un niño y decir: no me gusta el pescado. ¿Qué mecanismos neuronales están envueltos en la generación de un punto de vista? ¿Es reductible el punto de vista a mecanismos neuronales? ¿Podrá una máquina algún día tener un punto de vista?

(continuará...)

2011/11/07

El bien y el mal, nada menos (para Miguel Albero)

¿Cuándo aparecieron el bien y el mal en el Mundo? No era malo el tiranosaurio rex que devoraba a diestro y sinestro a todo aquel que se cruzaba en su camino, del mismo modo que no era buena la hembra mamut que prohijaba a la cría huérfana de una compañera de manada y la ayudaba a completar el largo vaje migratorio en busca de alimento. No había entonces bien o mal. El bien y el mal aparecen con el hombre. Creo que, además, aparecen antes que nada las emociones asociadas al bien y al mal, que luego se transforman en las ideas de bien y mal.

Leí hace tiempo que existen unos circuitos neuronales en el cerebro humano responsables de la empatía. Son circuitos neuronales capaces de "representar" en nuestra mente al prójimo, capaces de construir en nuestra mente un mapa emocional del otro y, de ese modo, de reconstruir las emociones que pensamos que el otro está experimentando. Se genera así empatía, y se siente la alegría del otro, la sorpresa del otro, el miedo del otro, el sufrimiento del otro. Yo creo que es por medio de esos mecanismo neuronales y en el momento en el que se alumbra esa representación emocional del otro cuando surge el sentimiento del bien y del mal. Hacemos el bien cuando la respuesta que pensamos que elicitamos en el otro la representamos en nuestra mente como una emoción "buena"; hacemos el mal cuando, por el contrario, dicha respuesta la representamos como una emoción "mala".

Después viene la elaboración racional de la idea, las teorías éticas y morales, el principio categórico y todo lo demás.

Sobre el mal es más difícil pensar que sobre el bien; de hecho, casi siempre se piensa sobre el mal en negativo. El mal es el negativo del bien. En los relatos religiosos el principio creador de todo suele ser un principio "bueno". La evidente paradoja de que de este principio bueno haya surgido un mundo como el nuestro, lleno de dolor y sufrimiento (cuando sólo debería tener felicidad y alegría) se trata de resolver (yo creo que con poco éxito) achacando las miserias de las creación no tanto al creador como a lo creado, en forma de ángel cáido y conspirador o de humano ingrato y pecador.

Sin embargo sí es verdad que hay formas de mal que son especialmente inquietantes, hay formas de mal especialmente "malas". Por ejemplo, el mal gratuito. El mal que se infiere para conseguir algo a cambio (robó el banco para darle de comer a sus hijos) es menos desasosegante que el que se hace "por nada", el mal que se hace por el mal en sí. Me viene a la cabeza el caso del asesinato de cientos de jóvenes en una isla noruega a manos de un joven sin aparente beneficio derivado de su crimen.

Otra característica especialmente inquietante del mal es la frialdad. El mal que se ejerce como consecuencia de emociones desbocadas parece tener un eximente respecto del mal que se hace con total frialdad: soldados de los einsatzgruppen matando a decenas de miles de judíos igual que un obrero ensamblaría miles de bolígrafos, sin aparente perturbación de su ánimo.

La tercera característica a la que me voy a referir es la señalada por Hannah Arendt en su análisis de Eichman: la banalidad del mal. Nos tanquiliza más pensar que el mal es obra de "malvados de una pieza"; nos desasosiega sin embargo pensar que el mal puede ser ejercido, en sus expresiones más extremas, por cualquiera, por el amable tendero de la esquina si es colocado en el lugar adecuado en el instante preciso.

Es un tema infinito, y quizás difícilmente "decible". Merece una buena novela, sin duda.

2011/11/02

Fallos del mercado: externalidades

La teoría económica ha investigado con detalle en la segunda mitad del siglo pasado sobre los fallos del mercado. Sin pretender ser riguroso en la definición, se produce un fallo del mercado cuando una asignación de recursos dada por el juego libre de la oferta y la demanda no es óptima, es decir, cuando una asignación alternativa sería mejor desde el punto de vista del bienestar general. Uno de los principales fallos del mercado se produce cuando aparecen externalidades. Una externalidad sería un coste real, asociado a la producción o al consumo de un bien, que, sin embargo, no recae sobre el productor o consumidor de dicho bien. La actualidad nos ofrece nos ejemplos bastante claros de estos fallos de mercado.

El primer ejemplo está relacionado con la crisis económica. El coste brutal asociado al riesgo que todos los intermediarios financieros asumieron en la elaboración y comercialización de los productos derivados sobre créditos hipotecarios de baja calidad no fue en absoluto asumido por la propia industria financiera, como muestra de forma magistral el documental Inside Job. La gigantesca burbuja especulativa no se hubiera producido si el riesgo asociado a dichos productos se hubiese primero evaluado y luego imputado con su coste a dichos productos.

El segundo ejemplo es el asociado al coste medioambiental en los modos de consumo "occidentales". ¿Cuál debería ser el coste real de un litro de gasolina si se incluyesen todos los costes asociados en términos del calentamiento global generado, o el coste del impacto medioambiental de su extracción?

Es cierto que estas externalidades pueden corregirse mediante una regulación sensata de la actividad económica, tal y como establece la teoría. Sin embargo, creo que hay una externalidad aún más profunda, y de más difícil gestión, ya que se halla intrínsecamente ligada al corazón del modo actual de organización de la economía y, en realidad, a la naturaleza del ser humano.

Cuando se estudia microeconomía, el primer capítulo del manual de turno suele estar dedicado a la elección del consumidor, a la lógica de las decisiones de compra de los consumidores. Se establece que los consumidores tienen preferencias. Las preferencias de los consumidores tienen una serie de características, entre las que está la de su insaciabilidad. Esto no significa otra cosa que si un consumidor puede elegir entre 100 unidades y 101 unidades de un determinado bien, elegirá "la cesta" con 101 unidades. Siempre queremos más.

El problema radica en que los costes de "querer más" no se internalizan de forma correcta en el sistema. Todos podemos querer tener una casa en la costa, pero ¿cómo se internaliza en el modelo de costes el impacto de la destrucción de la costa del levante español? ¿cómo se internaliza en el sistema la destrucción de la capa de ozono, o el calentamiento global, o la desforestación de la Amazonia?

Volvemos al problema del corto plazo; hemos aprendido mucho en estos cien mil años de evolución. Hemos aprendido por ejemplo que es globalmente mejor no robar, o no matar. Tenemos que aprender colectivamente a "no querer idefinidamente más", por el bien del sistema y de la especie.