2016/03/29

¡Eureka! ¡Lo inventé! (1/2)

Hablemos hoy de inventos, de inventar. ¿Qué es inventar? ¿Cómo es posible que inventar sea, precisamente, posible? Lo paradójico de las invenciones se pone de manifiesto si se piensa cómo las invenciones surjen, y de dónde surjen. Los humanos, mujeres y hombres, somos materia. Materia animada, pero materia al fin y al cabo. Materia regida por las leyes de la física, la química y la biología. Somos realidad objetiva, tangible. Nuestros cerebros, materia al igual que el resto de nuestros cuerpos, generan mentes. Aquí se produce la primera ruptura con la objetividad, porque esas mentes son subjetivas. Creo que lo expresé en otra inserción diciendo que, al generar una mente, la materia adopta un punto de vista (en realidad, un punto de vista por cada ser humano), una realidad subjetiva y no asequible salvo para la propia mente. Ya decía Schoppenhauer que el mundo entero desaparecía con la muerte de cada humano, porque el mundo entero no era sino representación en su mente. Es esta capacidad de la mente, de dotar a la materia objetivamente existente de un punto de vista subjetivo lo que la hace tan paradójica.

Pero es que, además, esas mentes pueden hacer algo fascinante. Pueden inventar. E inventar es crear. No de la nada, pero sí crear. Inventar es una manifestación conspicua de la creatividad humana. Es añadir nuevos objetos a la realidad. Y cuando el humano inventa, lo que en última instancia ocurre es que la materia observa la realidad y da lugar a que la mente asociada al cerebro conciba algo nuevo, que es una "irrealidad" y a que la propia mente conciba un plan para llevar esa idea mental a la realidad material. Dicho así, la invención es un paseo de ida y vuelta a la realidad que la materia se da... pero pasando por el mundo no sólo subjetivo sino irreal de lo no existente, y aumentando la población de lo real en el camino. ¡No está nada mal para un conjunto de protones, neutrones y electrones!

Supera por completo no sólo la ambición de este blog sino, de forma más determinante, las capacidades de su autor la tarea de dar solución a esta paradoja. Pero si me voy a lanzar a compartir algunas reflexiones sobre ella. Vamos a empezar por lo fácil. Inventar no es descubrir. Descubrir es encontrar lo que ya estaba ahí sin que lo supiésemos. Es des-cubrir, dejar al descubierto algo que ya existía. Para descubrir los humanos vamos hacia la realidad y, o la analizamos, o la interrogamos o la exploramos pero, en ningún caso, nos salimos de ella. En el caso de la ciencia, descubrimos explorando la realidad o analizándola. La exploramos haciendo experiementos. Y la analizamos gracias a que nos hemos dadpo cuenta de que la forma de la realidad es matemática, y tirando del hilo de las matemáticas podemos averiguar cosas incluso antes de que los experimentos las corroboren. Fue tirando del hilo de las matemáticas como Higgs postuló la existencia de la partícula que 40 años después se detectó; o como Einstein postuló la existencia de ondas gravitacionales, que tardaron alrededor de 100 años en "sentirse".

La segunda reflexión que quería compartir es que la invención no es el único proceso en el que algo nuevo aparece, valga la redundancia, "de nuevas" en la realidad. La propia naturaleza es capaz de hacer algo parecido. Piénsese en la vida. La Tierra existe desde hace más o menos 4.000 millones de años. Durante unos 750 millones de años, sólo hubo materia inerte. Pero transcurrido ese periodo, los procesos de autoorganización espontánea crearon algo que antes no existía: la vida. La vida no es sino materia que es capaz de individuarse en su entorno, de alimentarse, reproducirse y autorepararse. La vida es algo cualitativamente diferente a lo que había antes. Es toda una nueva categoría de objetos añadidos a la realidad. Y eso lo hizo la naturaleza ella solita, sin ayuda o concurso de una inteligencia finalista. Como la vida, diversos objetos complejos han emergido (emergencia, bella palabra) de realidades menos complejas, creando otras cualitativamente diferentes de forma totalmente natural... y, como todos los fenómenos en la evolución, de forma totalmente ciega.

Y ahí radica una diferencia fundamental entre la emergencia y la invención. Cuando una nueva realidad emerge en la naturaleza, lo hace de forma ciega, impulsada sólo por las leyes de la termodinámica. Cuando el hombre inventa, una neuva clase de objetos pasan a integrar la realidad, pero siguiendo el patrón que la propia mente dle hombre ha dibujado previamente en el territorio de lo irreal, en el mundo de las ideas.

Pero, ¿cómo es posible que la materia, ciega y ciegamente obediente de las leyes de la física, cree nuevas realidades?

(Continuará)








2016/03/25

Sapiens se emancipa: el dominio de la Naturaleza (2/2)

Sapiens heredó de sus antecesores en la evolución un rico bagaje de emociones. No sólo Erectus, Ergaster y Habilis, sino probablemente los atapasados comunes con los grandes simios tenían sistemas emocionales sofisticados, que les hacían sentir cosas muy parecidas al miedo, la tristeza o la alegría. Sapiens enriqueció mucho ese sistema emocional, ya que su gran cortex prefrontal no sólo le servía para razonar, sino para reflexionar (re-flexionar) sobre sus propias emociones. Sapiens era ya un ser muy auto-consciente.

A diario, el Sapiens cazador-recolector pasaba por diferentes estados emocionales. Sentía alegría cuando encontraba un panal de miel; tristeza si el perro que le acompañaba resultaba muerto en la caza de un jabalí; miedo cuando inesperadamente un tigre de dientes de sable aparecía de forma inesperada; euforía cuando, junto con sus compañeros, daba caza a un gran mamut.

De entre sus diferentes emociones, algunas de las más intensas estaban producidas por la muerte. Sapiens sentía una tristeza inmensa cuando moría su pareja, o un hijo, o un amigo. Pero, además, Sapiens le tenía un miedo enorme a la muerte. Sapiens, gracias a su capacidad de analizar sus emociones y de analizar lo que ocurría a su alrededor, se daba cuenta de que la muerte de los seres queridos portaba un anuncio para él: tarde o temprano, Sapiens, será tu turno. No puedes escapar a este destino. Y este destino era aterrador.

Y, de forma inconsciente, su sistema emocional se comenzó a estructurar alrededor de ese miedo. Miedo a la muerte propia y a la de los seres más queridos. En cada circunstancia de la vida, su ser se afirmaba o, por el contrario, retrocedía frente a la muerte. Y esto podía ocurrir de forma literal o figurada. Literalmente se afirmaba cuando en una lucha cuerpo a cuerpo derrotaba al tigre de dientes de sable; figuradamente, retrocedía cuando llegaba al campamento con las manos vacías.

De forma más o menos consciente, Sapiens deseaba con toda su alma superar a la muerte, derrotarla. Ese deseo se convirtió en una fuerza irresistible, irrefrenable.

La emancipación del orden natural se produjo, muy probablemente, cuando una serie de factores concurrieron a la vez hace unos diez o doce mil años en Oriente Próximo. Sin el concurso simultáneo de esos factores la revolución agrícola no se hubiera producido. Pero, ¿por qué se lanzó Sapiens de cabeza a ese nuevo modo de vida?

Sapiens le tenía terror a la muerte. Pero la muerte era parte del orden natural. De hecho, con mucha frecuencia la muerte era consecuencia directa de ese orden natural. Un animal podía cazarle. Una sequía podía dejarle a él y al resto del grupo sin comida y, quizás, acabar con todos ellos. Un rayo podía fulminarle. Una inundación ahogarle. El orden natural, la Naturaleza, era vida, pero también era muerte.

Por eso, la sensación de poder derivada del control de la naturaleza debió de ser para Sapiens una sensación brutal de afirmación. Sí, sería terrible labrar los campos para obtener una cosecha, pero, de alguna forma, Sapiens, al hacerlo, era capaz de alterar el orden natural o, al menos, de influir en él. Y, en esta influencia, Sapiens vio un elemento potentísimo de afirmación. Sapiens se sintió eufórico y... poderoso. Y esa euforia y esa sensación de poder compensaron por completo todas las desventajas de la nueva vida. Especialmente, para aquellos que, al aparecer una organización social más urbana y estratificada, ampliaron su poder para ejercerlo sobre ... otros Sapiens, pudiendo de este modo disfrutar de muchas de las ventajas de la nueva vida sin sufrir muchos de sus incovenientes.

De forma que, si los factores tecnológicos y climáticos fueron instrumentales en el abrazo de la forma agrícola de vida, si lo que digo es cierto, la energía para el cambio vino de la necesidad de Sapiens de dominar la Naturaleza para salirse del orden natural y tratar de escapar a su destino de caducidad. No había alternativa. Un ser emocionalmente rico y con una fuerte inteligencia que le hacía autoconsciente siempre habría optado por tratar de empujar a la muerte fuera de su vida; y si para ello tenía que emanciparse del orden natural, el pulso no le iba a temblar.

Y comenzó entonces la pelea de Sapiens con la Naturaleza por dominarla, pelea que encuentra un punto de no retorno cuando Sapiens inventa una forma de inteligencia imbatible, que le permitirá desvelar todos los secretos de su contrincante: el método científico.

2016/03/24

Memoria histórica: mi "relato"

La capacidad de la concejala del Ayuntamiento de Madrid Celia Mayer de pisar un charco hasta en el desierto del Sahara ha devuelto a la actualidad la así denominada "memoria histórica". Si yo lo entiendo bien, el objetivo último del ejercicio de "memoria histórica" y de la ley que en su día aprobó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no era otro que establecer el "relato" de lo que ocurrió durante la guerra civil y en los primeros años del franquismo. La necesidad de esta ley viene dada por el hecho de que los vencidos en la contienda fratricida no han tenido la ocasión de honrar la memoria de sus caídos, ya que por razones obvias el franquismo no se ocupó de ello (más que esto; impidió que ello ocurriese) y, en los años de la transición pareció más prudente dejar el asunto para más tarde y así evitar reabrir las viejas heridas.

Pero yendo al fondo del asunto, e imitando a la citada concejala, me tiraré de cabeza al charco y contaré aquí mi relato, tratando primero de ceñirme a los hechos y luego exponiendo cómo yo los valoro.

  1. La guerra civil estalla como consecuencia de un golpe de estado militar fallido contra un gobierno legítimamente constituido. Es cierto que ese golpe se había visto precedido de meses de violencia que los distintos gobiernos no habían podido controlar, y que como consecuencia de los mismo había sido asesinadas personas de uno y otro color político. Pero el hecho bruto es que un gobierno, salido de las urnas hacía unos meses y con amplio respaldo democrático, sufrió un intento de golpe de estado. Al fallar, ese golpe dio lugar a una guerra de cerca de tres años.
  2. Es un hecho que los bandos en la contienda portan ideologías contrapuestas y, en cada caso, no demasiado homogéneas. En el bando republicano convivían liberales, socialdemócratas, socialistas, comunistas y anarquistas. En el bando nacional lo hacían conservadores, falangistas y autoritarios.
  3. Es un hecho que entre 1931 y 1936 la República había legislado abundantemente y que lo había hecho bajo gobiernos de inspiración socialdemócrata, socialista y liberal. Mucha de esa legislación trataba de sacar a España de su retraso respecto de países europeos más desarrollados y de mejorar las condiciones de los más desfavorecidos.Se puede discutir en qué medida ese intento modernizador trató de avanzar demasiado deprisa, o el carácter más o menos radical de algunas de las leyes, pero es difícil cuestionar la orientación ilustrada y, en ese sentido, progresista y de tradición republicana, de la dirección general legislativa de la República.
  4. Es un hecho que al estallar la guerra se desata una ola de violencia en las retaguardias de ambos bandos, que causa decenas de miles de muertos. Según estiman los historiadores, los republicanos asesinaron a unas 50.000 personas, y los nacionales a unas 100.000 (ver artículo "Víctimas de la Guerra Civil Española" en wikipedia).
  5. Es asimismo un hecho que de la misma forma que la represión en el bando nacional fue impulsada, respaldada o directamente planificada por las autoridades ( El general Mola, el día 19 de julio, dio instrucciones explícitas: "Es necesario propagar una atmósfera de terror. Tenemos que crear una impresión de dominación [...]. cualquiera que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado"; artículo referido) en el caso republicano, si bien a medida que el final de la guerra se aproxima y la influencia comunista en el gobierno crece el papel de las autoridades es similar (por ejemplo, cada vez me parace más que probable la veracidad de la intervención de Santiago Carrillo en los asesinatos de Paracuellos; ver artículo "Matanzas de Paracuellos" de wikipedia), es posible atribuir parte de esa represión a la falta de control de las propias autoridades sobre los brazos armados de algunos partidos, sindicatos o grupos políticos.
  6. Es asimismo un hecho que al acabar la guerra las autoridades franquistas continuaron con la represión. Según Payne, "La terminación de la Guerra Civil no puso fin a la represión, sino que facilitó una más eficaz sistematización de ella.". Los historiadores cifran en alrededor de 50.000 las personas que murieron como consecuencia de dica represión.
¿Y qué cabe concluir de todo ello? Desde mi punto de vista, cuando se entra en la valoración de los hechos, cabe razonar en tres planos diferentes: el de la legitimidad democrática, el de las ideas que se enfrentaban y en el de los comportanientos.
  • Desde el punto de vista de la legitimidad democrática, mi opinión es que el alzamiento militar fue un acto ilegítimo contra un gobierno legítimamente constituido, acto que no tenía ni tiene justificación. El hecho de que ese gobierno fuese más o menos radical o más o menos incapaz no justifica en modo alguno el alzamiento.
  • Desde el punto de vista de las ideas, dentro del marasmo ideológico de los dos bandos, el republicano portaba muchas de las que constituyen el núcleo de la Constitución de 1978. Es cierto que pueden encontrarse también en dicho bando ideas totalitarias y en absoluto democráticas, pero ello no anula lo anterior. Yo creo que no puede decirse lo mismo del bando nacional, cuyo sustrato ideológico per se nunca hubiera llevado a una democracia liberal como la que disfrutamos hoy en día.
  • Desde el punto de vista de los comportamientos, los dos bandos se lanzaron a una represión brutal, cruel y atroz en sus retaguardias, con el fin de aniquilar físicamente al contrario. El hecho de que en el caso republicano algunas autoridades hiciesen repetidos llamamientos a la aplicación de la ley y al fin de esa represión no cambia el dato de miles de personas asesinadas. El tenor moral del franquismo queda bien reflejado por el hecho de que, concluida la guerra, el régimen continuase con esa represión, igual de brutal, cruel y atroz.
El franquismo elaboró su relato en los 36 años de régimen. El bando republicano no tuvo ocasión de hacerlo.

Pero ese relato, si bien no admite matiz en el plano de la legitimidad (golpistas frente a un gobierno legítimamete constituido y democrático) y admite grises en el de las ideas (en el bando republicano convivían demócratas con totalitarios; en el nacional sólo había de éstos), debe ser un relato de horror y vergüenza compartidas en el plano de los comportamientos: los dos bandos se lanzaron a sendas carnicerías en sus retaguardias, carnicerías despiadadas, atroces, brutales, que causaron 200.000 muertos. No me importa quién mató más. Seguramete mataron todo lo que pudieron unos y otros. Y, por ello, el relato no puede ser de buenos y malos. Debe ser un relato de malos y malos. Y no se trata de equidistacia apriorística o buenista. Si en el plano de la legitimidad e, incluso, en el de las ideas mi razón y mi corazón están con la República, cualquier forma de adhesión se desvanece al analizar los comportamientos.

El régimen franquista asesinó a 150.000 durante y después de la guerra. Era además ilegítimo y totalitario. Desde cualquier óptica, condenable. Pero la República, legítimamente constituida y con un gobierno democráticamente establecido en 1936, y portadora de muchas ideasde progreso y bienestar para todos los españoles, fracasó estrepitosamente cuando 50.000 personas fueron asesinadas por sus ideas en su territorio. Y es desde esa condena y desde ese fracaso desde los que yo creo que hay que escribir el relato definitivo, el relato del horror y el espanto de un país, España, en el siglo XX.




2016/03/21

Sapiens se emancipa: el dominio de la Naturaleza (1/2)

El sapiens cazador-recolector vivía inmerso en la Naturaleza. Era parte del orden natural. Tomaba de la Naturaleza lo que ésta le ofrecía, conforme a sus ciclos y a su dinámica "natural", no afectada por fuerza alguna ajena a ella. Como parte de ese orden natural el cazador-recolector ocupaba su lugar en el "ciclo de la vida", que diría Disney. Es cierto que ocupó la cúspide la pirámide trófica, no tanto porque las condiciones específicas de los individuos aislados los convirtieran en depredadores imbatibles, sino porque la capacidad de planificación, coordinación y colaboración hicieron de sapiens una máquina de matar. Según cuenta Yuval Noah Harari en "De animales a dioses", los cazadores-recolectaron aniquilaron la práctica totalidad de las especies de marsupiales grandes en Australia en apenas 2.000 años tras su llegada a la isla; en otros 2.000 años acabaron con 34 de las 47 especies de grandes animales de Norteamérica, y en Sudamérica exterminaron a 50 de 60.

Sin embargo, esta trayectoria no desmiente la primera frase de esta reflexión. Aunque sapiens fuese letal para muchas especies de animales, lo era sin alterar las reglas de la Naturaleza. Simplemente sus facultades eran extraordinarias. Pero incuso desde esa posición de privilegio, sapiens se precibía en equilibrio en la Naturaleza, y percibía al resto de los seres y fenómenos naturales como sujetos en pie de igualdad con él. Bien, sí, él podía cazar un bisonte o un ciervo, pero el tigre de dientes de sable se lo podía comer a él, como parte del mismo juego, como parte del mismo equilibrio.

Tanto es así que el cazador-recolector le reza a los ciervos, a los bisontes, a los ríos; todos ellos provistos de ánima, todos ellos con la capacidad de serle a sapiens propicios o no. Así, el artista-chamán de Altamira pintará al bisonte-dios, al caballo-dios y al ciervo-dios, como una forma de invocarlos y pedirles que le sonrían. El propio orden natural está animado de sobrenaturalidad, y sapiens le reza a esa realidad sobrenatural, mágica, que tiene su reflejo en todas las criaturas de la Naturaleza. Quizás él ocupe un lugar privilegiado en el orden natural, pero es un primus inter pares.

Con la revolución agrícola esta relación se quiebra. Sapiens se emancipa de la Naturaleza, del orden natural, o al menos trata de hacerlo. Ya no le basta con tomar lo que la Naturaleza le ofrece. Él pasa a explotar la Naturaleza. La Naturaleza, sus criaturas, dejan de ser sujetos en equilibrio (inestable) en el orden natural. Las criaturas de la Naturaleza pasan a ser cosas o, mejor dicho, recursos, y la Naturaleza pasa a ser naturaleza, un objeto que sapiens quiere dominar, para poder explotarlo de la mejor forma posible en su propio beneficio. De este modo, sapiens tratará de alterar el orden natural, influyendo en él para asegurarse su dominio y, a través de él, mejorar sus perspectivas. Con la revolusión agrícola sapiens sale del orden natural y se lanza al dominio de la naturaleza, se lanza a rediseñar ese orden en su beneficio, a alterarlo para obtener de la naturaleza-objeto el máximo rendimiento.

Es interesantísimo constatar que, a la par que la revolución agrícola, se produce una revolución religiosa. Sapiens deja de rezarle a los ríos, los mares, los bisontes o los ciervos. No. El orden natural, que ha sido declarado objeto de explotación, no puede ser receptor de las plegarias de sapiens, que escoge nuevos dioses, que están "más allá" de la naturaleza. El gobierno de la realidad natural no puede ser ejercido por sus integrantes, sino por dioses que están más allá, a los que a partir de ahora sapiens invoca, precisamente para que influyan en su beneficio. También los dioses se emancipan de la naturaleza, se abstraen de ella.

En el citado libro, Yuval Noah Harari expone su opinión de que sapiens cometió un error garrafal al pasar de su paraíso cazador-recolector a su vida como agricultor en pueblos y luego ciudades. Tomando su análisis como bueno, ¿por qué se produce este cambio? ¿Qué movió a sapiens a emanciparse del orden natural, quedando de alguna forma alienado, viéndose forzado a redefinir su identidad, al punto de cambiar por completo de dioses? ¿Por qué pasó sapiens de considerar a la Naturaleza un sujeto "animado", mágico, a considerarla un objeto de dominio y explotación?

(continuará)

2016/03/05

No violencia - Actos de habla

A principios de los años sesenta, John Austin y su discípulo John Searle dieron cuerpo a la teoría de "los actos de habla". Si la tradición de la filosofía analítica del lenguaje se había centrado hasta entonces alrededor de la capacidad del propio lenguaje de ser portador de sentido e instrumento de conocimiento, Austin y Searle señalaron que el lenguaje no era sólo capaz de proporcionar conocimiento; era asimismo un medio para hacer cosas. Alrededor de este hecho contribuyeron al "giro pragmático" de la filosofía del lenguaje, en una línea que continuarían después Lakoff, Johnson o Sperber desde ángulos parecidos.

En realidad, si bien su desarrollo es mucho más rico y profundo de lo que he expuesto en el párrafo anterior, la idea en sí resulta hasta un poco obvia. La palabra puede ser caricia; puede ser agresión; puede ser inspiración.

Viene todo esto a colación del debate de investidura que acaba de terminar, con su segunda y fallida votación, de Pedro Sánchez. La convalecencia de mi operación de espalda me ha permitido disfrutar de su práctica totalidad, y he comprobado cómo el uso de las palabras en el debate ha ido mucho más allá de su función enunciativa. En principio esto no es nada malo o raro. En un debate no se habla sólo para enunciar una idea; se habla para convencer, para persuadir.

Los sapiens somos seres emocionales con una pátina de racionalidad. Heredamos las emociones de nuestros ancestros en un procreso de evolución de millones y millones de años. Seguramente los dinosaurios tenían ya sistemas emocionales bastante desarrollados. Seguramente tenían miedo, alguna forma de alegría o ira. Lo que es auténticamente nuevo es nuestra capacidad de razonar. Por eso, apelar a las emociones es, cuando de persuadir o convencer se trata, tan importante como hacerlo a la razón. De este modo, los aspectos más retóricos del lenguaje son importantes en un debate. Mostrar no sólo solidez argumental, sino convicción o, incluso, entusiasmo (etimológicamente, estado en el cual los dioses se apoderaban del artista o filósofo griego).

No es de extrañar, pues, que los políticos en la tribuna adornen su discurso de elementos retóricos que potencien su capacidad de convencer, o de persuadir. Sin embargo, hay más que eso. Los discursos de los políticos españoles en el debate de investidura han sido un constante ejercicio de violencia. Los políticos en general no desaprovechan la ocasión de agredirse mediante la palabra. El "acto de habla" más frecuente es la agresión. Discursos estructurados alrededor de referencias hirientes ad hominem, llenos de "efectos especiales" en forma de puñetazos verbales directos a la mandíbula del contrincante.

No importa "tener razón", o tratar de persuadir. De hecho, la dinámica dialéctica en el parlamento se ha pervertido de tal forma que no creo que nadie recuerde, en nuestra historia reciente, una instancia del milagroso hecho de que alguien reconozca haber sido persuadido, o convencido. No. Al parlamento se va a aprobar leyes, mediante el procedimiento de tratar de triturar dialécticamente al oponente político, en un ejercicio de violencia verbal más o menos teatralizada.

¿No sería posible alcanzar un pacto de no violencia verbal en el parlamento? ¿No sería posible desterrar de la vida parlamentaria los actos de habla que sólo buscan agredir? Es cierto, la discusión requeriría más talento, más preparación, más grandeza. Pero este cambio traería consigo un efecto maravilloso: la incorporación de un nuevo de acto de habla, el acto del discurso resultar edificante.